
Cuando tenía 14 años, conocí a un muchacho, apuesto él. A sus 16 años había conseguido un papel protagónico en un teatro mediano que sonaba mucho en aquella época.
Yo había caído en el teatro, por una suerte de familiaridad, ya que mi mejor amiga actuaba con él. Es más, me contó que ella tenía el otro papel protagónico. A ella le gustaba Carlos, no podía culparla, lo tenía todos los días cerca y ,realmente, ese chico era un sueño. Yo, cada vez que lo miraba, me quedaba pegada en mis tontos pensamientos de niña adolescente y él, ni caso me hacía.
Un día, el mejor amigo de Carlos, Manuel, me empezó a hablar, ya se acercaba mi cumpleaños y Luz, mi mejor amiga, le había dicho a la gente de la obra que iríamos a celebrarlos a algún lugar porque yo cumplía 15. Entonces Manuel, me comentó que su tío tenía un bar un poco lejos de la ciudad pero que estaría gustoso de pedir ese día exclusividad para la "celebración".
Grandioso! yo no quería nada de eso, siempre he sido una muchacha tímida y en ese momento quería asesinar a Luz. Salimos del ensayo y no le hablé mucho a Luz, me dijo que era mi oportunidad para conocer a Carlos y yo le respondí que era imposible que mi madre me diera permiso para salir ese día y a un bar alejado!. No quise hablar más.
Pasaron cuatro días y Carlos se me acercó con una cajita pequeña en la mano, yo sentía que mi corazón latía fuertemente y que mi rostro se sonrojaba cada vez más y más. Pasado ese microsegundo, reaccioné y la cajita estaba en mi mano, Carlos a mi lado sonriendo y diciéndome que lo abra. Ví que esa cajita contenía una medallita de oro en forma de corazón y me dijo que no iba a poder ir a mi reunión. Yo sin saber qué decir, lo miré y sonreí. En eso vinieron Manuel, Luz y María, diciéndome que ya era tarde para ir a mi casa. Manuel me miró desconcertado y me preguntó ¿a tu casa?, y yo tartamudeando le respondí que mi mamá quería conocer a los chicos del teatro de los que tanto les hablaba y lo invité. No sé cómo pero lo hice.
Para entrar a mi casa, teníamos que pasar por tres puertas. Una era la que daba a la calle, al entrar había un pasaje y luego una segunda puerta para subir a las escaleras. Finalmente, al llegar al tercer piso, la puerta a mi casa.
Llegamos, no hay mucho que contar, mi mamá nos atendió bien y Luz se encargó de animar a mi mamá a que me diera permiso para celebrar mi cumpleaños en el bar del tío de Manuel. Ella, ante la presión de todos, dijo que sí y los comprometió a todos a cuidarme. Yo muerta de la vergüenza, sonreí.
Desde ese día, conversé más con Carlos; sin embargo, el que siempre interrumpía nuestras conversaciones era Manuel. En fin, se celebró mi cumpleaños, sin mayor novedad, ya que Carlos no fue .Me sentía triste pero decidí divertirme, de paso que socializaba más con la gente del grupo ya que ellos me acogieron bien a pesar que yo solo iba a ver los ensayos. Bueno regresé a casa a las 2am y vi que mi celular tenía un mensaje muy bonito que decía: "Espero te hayas divertido, nos vemos mañana, un abrazo, Carlos". Ya te imaginas que me quería morir en vida, al día siguiente me arreglé más y fui al ensayo.
Carlos y yo llegamos al mismo tiempo, me saludó con un beso cerca a la boca y entramos. Aquel día, me invitó a salir. Solo tomamos un helado y me llevó a casa. Abrí la primera puerta y sentí cómo sus manos rodearon mi cintura, cerró la puerta con el pie y empezó a besarme. Yo le correspondí pero sentía culpa y muchas otras cosas que invadían mi cuerpo adolescente.
Así pasaron dos meses. Los ensayos terminaron, la obra se estrenó y nuestros encuentros se hacían más intensos. Lo que me preocupaba era que en la obra, nadie lo sabía y yo no se lo conté ni a Luz. Me volví medio rara, me aparté del grupo, me iba rápido para encontrarlo en la esquina e irnos juntos a la entrada de mi casa.
Al tercer mes, noté, que sin querer ya estábamos cerca a la segunda puerta. Entre besos y abrazos íbamos avanzando y también la pasión adolescente que nos teníamos. Yo estaba perdidamente enamorada, pero él?.
Para esto, mi madre me preguntaba siempre por los chicos, yo sólo le hablaba de Carlos y como ella trabajaba hasta tarde, nunca se dio cuenta de mis encuentros en el pasaje de mi casa.
Exactamente el 22 de enero del 2003, abrí la segunda puerta, era verano y yo estaba con una falda y un polito. Carlos, como siempre me tomó entre sus brazos y empezó a tocar más partes de mi cuerpo. Yo estaba excitada, no lo niego, empecé a tocarlo también. En menos de 10 minutos, ya me encontraba desnuda frente a él, subida en uno de los peldaños de la escalera. Carlos me besaba intensamente y de pronto escuché la primera puerta. Después de sentir mi cuerpo frío, agarré mi ropa y me vestí pero fue demasiado tarde, Carlos no logró vestirse del todo y mi madre abrió la segunda puerta.
Esa fue la última vez que a mis 15 años estuve cerca de....tener relaciones sexuales. Carlos, al día siguiente, no me dio cara y rompimos porque me enteré que también andaba de enamorado con Luz. Ambas habíamos caído en su juego, pero, gracias a mi mamá, yo no estaba embarazada como ella.
Yo había caído en el teatro, por una suerte de familiaridad, ya que mi mejor amiga actuaba con él. Es más, me contó que ella tenía el otro papel protagónico. A ella le gustaba Carlos, no podía culparla, lo tenía todos los días cerca y ,realmente, ese chico era un sueño. Yo, cada vez que lo miraba, me quedaba pegada en mis tontos pensamientos de niña adolescente y él, ni caso me hacía.
Un día, el mejor amigo de Carlos, Manuel, me empezó a hablar, ya se acercaba mi cumpleaños y Luz, mi mejor amiga, le había dicho a la gente de la obra que iríamos a celebrarlos a algún lugar porque yo cumplía 15. Entonces Manuel, me comentó que su tío tenía un bar un poco lejos de la ciudad pero que estaría gustoso de pedir ese día exclusividad para la "celebración".
Grandioso! yo no quería nada de eso, siempre he sido una muchacha tímida y en ese momento quería asesinar a Luz. Salimos del ensayo y no le hablé mucho a Luz, me dijo que era mi oportunidad para conocer a Carlos y yo le respondí que era imposible que mi madre me diera permiso para salir ese día y a un bar alejado!. No quise hablar más.
Pasaron cuatro días y Carlos se me acercó con una cajita pequeña en la mano, yo sentía que mi corazón latía fuertemente y que mi rostro se sonrojaba cada vez más y más. Pasado ese microsegundo, reaccioné y la cajita estaba en mi mano, Carlos a mi lado sonriendo y diciéndome que lo abra. Ví que esa cajita contenía una medallita de oro en forma de corazón y me dijo que no iba a poder ir a mi reunión. Yo sin saber qué decir, lo miré y sonreí. En eso vinieron Manuel, Luz y María, diciéndome que ya era tarde para ir a mi casa. Manuel me miró desconcertado y me preguntó ¿a tu casa?, y yo tartamudeando le respondí que mi mamá quería conocer a los chicos del teatro de los que tanto les hablaba y lo invité. No sé cómo pero lo hice.
Para entrar a mi casa, teníamos que pasar por tres puertas. Una era la que daba a la calle, al entrar había un pasaje y luego una segunda puerta para subir a las escaleras. Finalmente, al llegar al tercer piso, la puerta a mi casa.
Llegamos, no hay mucho que contar, mi mamá nos atendió bien y Luz se encargó de animar a mi mamá a que me diera permiso para celebrar mi cumpleaños en el bar del tío de Manuel. Ella, ante la presión de todos, dijo que sí y los comprometió a todos a cuidarme. Yo muerta de la vergüenza, sonreí.
Desde ese día, conversé más con Carlos; sin embargo, el que siempre interrumpía nuestras conversaciones era Manuel. En fin, se celebró mi cumpleaños, sin mayor novedad, ya que Carlos no fue .Me sentía triste pero decidí divertirme, de paso que socializaba más con la gente del grupo ya que ellos me acogieron bien a pesar que yo solo iba a ver los ensayos. Bueno regresé a casa a las 2am y vi que mi celular tenía un mensaje muy bonito que decía: "Espero te hayas divertido, nos vemos mañana, un abrazo, Carlos". Ya te imaginas que me quería morir en vida, al día siguiente me arreglé más y fui al ensayo.
Carlos y yo llegamos al mismo tiempo, me saludó con un beso cerca a la boca y entramos. Aquel día, me invitó a salir. Solo tomamos un helado y me llevó a casa. Abrí la primera puerta y sentí cómo sus manos rodearon mi cintura, cerró la puerta con el pie y empezó a besarme. Yo le correspondí pero sentía culpa y muchas otras cosas que invadían mi cuerpo adolescente.
Así pasaron dos meses. Los ensayos terminaron, la obra se estrenó y nuestros encuentros se hacían más intensos. Lo que me preocupaba era que en la obra, nadie lo sabía y yo no se lo conté ni a Luz. Me volví medio rara, me aparté del grupo, me iba rápido para encontrarlo en la esquina e irnos juntos a la entrada de mi casa.
Al tercer mes, noté, que sin querer ya estábamos cerca a la segunda puerta. Entre besos y abrazos íbamos avanzando y también la pasión adolescente que nos teníamos. Yo estaba perdidamente enamorada, pero él?.
Para esto, mi madre me preguntaba siempre por los chicos, yo sólo le hablaba de Carlos y como ella trabajaba hasta tarde, nunca se dio cuenta de mis encuentros en el pasaje de mi casa.
Exactamente el 22 de enero del 2003, abrí la segunda puerta, era verano y yo estaba con una falda y un polito. Carlos, como siempre me tomó entre sus brazos y empezó a tocar más partes de mi cuerpo. Yo estaba excitada, no lo niego, empecé a tocarlo también. En menos de 10 minutos, ya me encontraba desnuda frente a él, subida en uno de los peldaños de la escalera. Carlos me besaba intensamente y de pronto escuché la primera puerta. Después de sentir mi cuerpo frío, agarré mi ropa y me vestí pero fue demasiado tarde, Carlos no logró vestirse del todo y mi madre abrió la segunda puerta.
Esa fue la última vez que a mis 15 años estuve cerca de....tener relaciones sexuales. Carlos, al día siguiente, no me dio cara y rompimos porque me enteré que también andaba de enamorado con Luz. Ambas habíamos caído en su juego, pero, gracias a mi mamá, yo no estaba embarazada como ella.
Muy buena de verdad, no se si sera real o no, pero me dejo atrapado. :)
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