
Pablo, era padre de tres hijos. Uno de ellos de su primer matrimonio y dos del segundo. Mariana, era esta hija del primer matrimonio, quien tenía 30 años para el año 2004. A fines de Noviembre recibe una llamada a su casa, ella estaba sola porque su esposo se había ido a trabajar y no tenían hijos. Coincidentemente, la empleada no se había presentado ese lunes pero para ella no era problema.
Contesta el teléfono y era su padre...."Hola?", "Hija soy yo", "Hola papá"....y Pablo sorprendido de que ella le hubiera reconocido la voz, sonrió y la saludó por su cumpleaños. Mariana, muy tranquila y frágil le agradeció el detalle y quedaron en verse para tomar un café esa misma tarde, ya que el esposo de Mariana no iba a regresar aun y ella no acostumbraba a celebrar.
A las 5pm, Mariana sintió un pequeño mareo pero no fue nada, igual se arregló y vistió para salir a ver a su padre. Se sentía emocionada, ella no había recibido una llamada de él en años.
Se encontraron en un antiguo café miraflorino, se abrazaron y Pablo no esperó más para darle una cajita envuelta en un lindo papel de regalo. Mariana emocionada, lo abrió y encontró dentro de la caja un anillo de oro que tenía grabado su nombre. Muy agradecida del detalle, se lo puso y le prometió que jamás se lo quitaría.
Para Pablo, este momento fue muy especial ya que ese día estaba dispuesto a confesarle algo a su hija mayor. Le quedaban 2 meses de vida. Sufría una extraña enfermedad a los riñones y su médico le había pronosticado ese tiempo.
Ordenaron 2 cafés y se miraron. Ninguno sabía por donde comenzar. Mariana estaba muy linda y Pablo muy contento.
Entonces Pablo decide contarle todo a Mariana, respira hondo, coge su mano y se da cuenta que ella estaba helada, la mira al rostro y ella después de un suspiro se desvanece de su asiento. Inmediatamente, Pablo llama a un doctor y logra hacerla reaccionar de ese desmayo.
Mariana, con lágrimas en los ojos, lo mira y le dice: "Papá, tengo que confesarte algo". Pablo la calla y ante la mirada atónita de los chismosos, ella prosigue. "Hoy no es mi cumpleaños, fue hace dos meses pero agradezco que te hayas acordado". Tose y respira profundo. "Hija no hables por favor". "Papá, ¿recuerdas que tu médico te dijo que su esposa tenía una rara enfermedad?". Pablo sin entender le responde que sí y recordó que la esposa de su médico sufría lo mismo que él.
"Papá, esa esposa soy yo". Y murió en el instante que llegó la ambulancia.
Pablo, salió de allí cuando se la llevaron y murió al día siguiente.
Contesta el teléfono y era su padre...."Hola?", "Hija soy yo", "Hola papá"....y Pablo sorprendido de que ella le hubiera reconocido la voz, sonrió y la saludó por su cumpleaños. Mariana, muy tranquila y frágil le agradeció el detalle y quedaron en verse para tomar un café esa misma tarde, ya que el esposo de Mariana no iba a regresar aun y ella no acostumbraba a celebrar.
A las 5pm, Mariana sintió un pequeño mareo pero no fue nada, igual se arregló y vistió para salir a ver a su padre. Se sentía emocionada, ella no había recibido una llamada de él en años.
Se encontraron en un antiguo café miraflorino, se abrazaron y Pablo no esperó más para darle una cajita envuelta en un lindo papel de regalo. Mariana emocionada, lo abrió y encontró dentro de la caja un anillo de oro que tenía grabado su nombre. Muy agradecida del detalle, se lo puso y le prometió que jamás se lo quitaría.
Para Pablo, este momento fue muy especial ya que ese día estaba dispuesto a confesarle algo a su hija mayor. Le quedaban 2 meses de vida. Sufría una extraña enfermedad a los riñones y su médico le había pronosticado ese tiempo.
Ordenaron 2 cafés y se miraron. Ninguno sabía por donde comenzar. Mariana estaba muy linda y Pablo muy contento.
Entonces Pablo decide contarle todo a Mariana, respira hondo, coge su mano y se da cuenta que ella estaba helada, la mira al rostro y ella después de un suspiro se desvanece de su asiento. Inmediatamente, Pablo llama a un doctor y logra hacerla reaccionar de ese desmayo.
Mariana, con lágrimas en los ojos, lo mira y le dice: "Papá, tengo que confesarte algo". Pablo la calla y ante la mirada atónita de los chismosos, ella prosigue. "Hoy no es mi cumpleaños, fue hace dos meses pero agradezco que te hayas acordado". Tose y respira profundo. "Hija no hables por favor". "Papá, ¿recuerdas que tu médico te dijo que su esposa tenía una rara enfermedad?". Pablo sin entender le responde que sí y recordó que la esposa de su médico sufría lo mismo que él.
"Papá, esa esposa soy yo". Y murió en el instante que llegó la ambulancia.
Pablo, salió de allí cuando se la llevaron y murió al día siguiente.
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